¡Hola a todos!
Mi entrada de hoy tiene que ver con el Tema 11 de la asignatura Didácticas de la Enseñanza de las Lenguas Extranjeras, impartida por la docente Cristina Rodríguez, donde hablamos sobre la evaluación, los diferentes tipos que existen y comentamos las distintas herramientas que disponemos para ello, haciendo especial hincapié en las rúbricas.
Antes de empezar a comentar lo visto en clase, creo que es importante diferenciarentre “evaluar” y “calificar”, ya que son dos conceptos muy distintos. Evaluar consiste en estimar los conocimientos, aptitudes y rendimiento de los alumnos mediante la recogida sistemática de datos (tareas y trabajos del alumnado, entre otras cosas) para ver la evolución del aprendizaje de los estudiantes, con la siguiente posibilidad de aplicar mecanismos de corrección a las deficiencias observadas. Y, calificar es valorar mediante una nota los resultados del alumno (como en un examen, por ejemplo) pero esto no siempre refleja las capacidades reales del alumnado. Aún en el siglo XXI resulta más sencillo para los programas educativos calificar a los estudiantes por medio de valores numéricos en lugar de generar una educación integral que exprima las cualidades únicas de cada uno. Aunque no podemos eliminar las calificaciones, sería recomendable que vinieran acompañadas de un feedback por parte de los docentes para que el alumno mejore su aprendizaje.
Por
otra parte, quería resumiros los tres tipos principales de evaluación y su
finalidad. En primer lugar, la evaluación inicial o diagnóstica es la que
hacemos al inicio de curso y sirve para que el docente conozca las capacidades
del alumnado, ver el nivel que tienen y concretar los objetivos del curso. De
segundo, la evaluación formativa sirve para observar los procesos de
aprendizaje de los alumnos, ofreciéndoles el apoyo pedagógico adecuado y, en
caso necesario, modificar la metodología o los materiales utilizados a lo largo
del proceso. Por último, la evaluación sumativa o final es la que, por medio de
pruebas convencionales, se mide cuantitativamente el conocimiento que el alumnado
posee sobre determinados contenidos. Esta se realiza al final de cada curso,
trimestre o unidad. De todos estos tipos de evaluación considero que la más
importante es la formativa, ya que ayuda tanto al alumnado como al profesorado
a identificar los puntos fuertes y débiles de cada uno y ver en que necesitan
mejorar, así como a aportar soluciones directamente durante el proceso. No se
vosotros, pero en mi experiencia como alumna solo recuerdo a los profesores
empleando la evaluación final, sumando los resultados de los exámenes y
haciendo una media aritmética para darte la nota, sin interesarles saber el
nivel que teníamos. Éramos una simple nota final, la gran mayoría de veces ni
siquiera teníamos un feedback del profesorado. Por eso creo que se le debería
dar más importancia a la evaluación formativa. Aquí os dejo un artículo llamado Estrategias docentes para un
aprendizaje significativo y que habla sobre todo esto además de dar ejemplos.
La pregunta ahora es, ¿y como realizamos la evaluación? Hasta ahora todo el tema de cómo se evalúa era algo nuevo para nosotros, nunca tuvimos que evaluar a nadie, siempre fuimos los evaluados. Pero gracias a esta asignatura pudimos ver que, como docentes, tenemos a nuestra disposición una gran cantidad de instrumentos para realizar la evaluación. En la actualidad, ya no se está evaluando y cualificando al alumnado mediante un simple examen (metodología más tradicional), ya que existen otros métodos (más productivos) que miden los progresos del alumnado como, por ejemplo, analizar el cuaderno del alumnado, carpetas de trabajo o portfolios, exposiciones, debates… (y menos mal que fuimos mejorando esto). Pero, a la hora de escoger un instrumento de evaluación, es fundamental saber cuáles son las ventajas y desventajas y si es el que mejor se adapta al tipo de ejercicio, actividad o tarea que queremos evaluar. Una cosa esta clara y es que las principales características que deben poseer los instrumentos de evaluación es que deben ser transparentes, con objetivos claros, consistentes, y variados.
En
clase nos centramos más en explicar las rúbricas, que sirven tanto para los
docentes como para el alumnado. Este método de evaluación le permite al docente
establecer, desde un principio, los objetivos a alcanzar y cómo hacerlo, así
como al alumnado a ser conocedor de ellos y decidir a qué quiere aspirar, ya
que proporcionan criterios específicos que miden y documentan su progreso. Es
importante saber que las rúbricas se utilizan para evaluar procesos y productos
y son descriptivas (no evaluativas). Es una herramienta que favorece el proceso
de enseñanza-aprendizaje y que debe de estar a disposición tanto del docente
como del alumnado, para así mantenerlos informados de qué es lo que se espera
de ellos. Además, otra ventaja es que, gracias a ella, el alumnado podrá
realizar una revisión final de su trabajo antes de entregarlo, viendo si cumple
o no los requisitos mínimos establecidos, promoviendo, de este modo, la
autoevaluación. Para poner en práctica los conocimientos teóricos vistos en el
aula, tuvimos que desarrollar una rúbrica de evaluación para la actividad que
ya habíamos creado anteriormente vinculada con la mediación. Tengo que decir
que me pareció un trabajo complejo, ya que nunca trabajamos con estos
instrumentos y al principio nos resultó algo complicado sobre todo en la
selección de los criterios que deseábamos evaluar, pero creo que fue una actividad
muy interesante y sobre todo muy útil.
En resumen, creo que los métodos de evaluación no deben ser empleados para emitir un juicio, una nota o un resultado final, como estábamos acostumbrados hasta ahora. Si no que estas deben estar diseñadas para aportar al alumnado una mayor visión de sus conocimientos que le permita activar procesos de mejora y que permita a su vez ayudar al profesorado identificar la situación de su alumnado y, de este modo, ayudar a modificar los procesos de enseñanza según haga falta en el momento. Es decir, no debemos centrarnos únicamente en los resultados en sí, sino más en el proceso individual del aprendizaje para detectar cualquier problema y ayudar al alumnado a mejorar sus resultados. Y vosotros, ¿Qué opináis?
Comentarios en otros blogs:
¡Hola, María!
ResponderEliminar¡Enhorabuena por la entrada! En cuando a la reflexión que has hecho sobre la evaluación formativa, no puedo estar más de acuerdo contigo. A mí también me parece indispensable la evaluación formativa para que el alumnado pueda conocer qué debe mejorar en su aprendizaje y así poder hacerlo; ya que es muy difícil que puedan mejorar si no saben ni qué están haciendo mal. Yo tengo el mismo recuerdo que tú de cuando era alumna: una simple evaluación final que consistía en un examen de teoría. Estudiar los días antes del examen, vomitar la información y, por último, la nota numérica :(
En cuanto a lo que explicas de diseñar la rúbrica, yo también he expresado en mi entrada que ha sido complejo, pero muy útil. A nuestro grupo también nos costó bastante pensar en los criterios que teníamos que incluir, sobre todo porque nuestra actividad era de mediación sociocultural mediante producción escrita, con lo que queríamos incluir criterios que evaluasen la mediación, pero también la producción.
Por cierto, muy completo el documento que has adjuntado sobre ‘Estrategias Docentes para un Aprendizaje Significativo: una interpretación constructivista’. Define de una manera muy completa los tipos de evaluación con ejemplos, ¡muchas gracias!
Un saludo :)
¡Hola, Vanesa!
EliminarMuchas gracias por tu comentario. Efectivamente, para los que vivimos una metodología más tradicional la evaluación formativa es lo que nos hubiese gustado poder tener. Y creo que es una buena forma de que el alumnado de verdad aprenda, siga motivado por sus estudios y no se desanime a la mitad de cambio. En cuanto al documento adjunto creo que ayuda muy bien a entender un poco mejor todo el tema de evaluaciones, en que momento emplearla y como llevarlas a cabo. Por lo que vi necesario poder compartirlo con vosotros. ¡Un saludo!
¡Hola, tocaya!
ResponderEliminarAl igual que mis compañeras en sus comentarios, también quería aprovechar para darte la enhorabuena por una entrada tan completa e interesante.
Coincido contigo en tu reflexión sobre lo limitado de las herramientas de evaluación tradicionales; una nota final en un examen escrito es una fotografía muy pobre del transcurso de todo un año académico. Para que exista una progresión, es fundamental que la recopilación de información sea constante y que el feedback se proporcione de la manera y en el momento adecuados. De esta manera, el proceso de enseñanza-aprendizaje será realmente enriquecedor tanto para lxs alumnxs como para el/la docente.
Un abrazo,
María
¡Hola, María! :)
EliminarMuchas gracias por tu comentario. Estoy muy de acuerdo contigo y creo que todos coincidimos al pensar que la evaluación formativa es la que mejor tanto para el alumnado como para el profesorado. ¡Un saludo!
¡Hola María!Comparto tu opinión con respecto a las rúbricas. Me parece que son una herramienta muy justa para evaluar a nuestros alumnos.A mi cómo estudiante siempre me ha ayudado para realizar un trabajo saber lo que se esperaba de mí y es lo que ofrece la rúbrica. Deja claro lo que se espera del alumno ya que cómo bien dijiste se describen criterios.
ResponderEliminarA mí también me resultó difícil la creación de una rúbrica, sobre todo encontrar los buenos términos para que los criterios sean lo más adaptados, descriptivos y claros posible. Pero supongo que con la práctica nos ira cada vez mejor.
Un saludo :)
¡Hola, Leo!
EliminarMuchas gracias por tu comentario. Yo también creo que las rúbricas pueden hacer que el alumnado corrija sus errores antes de entregar un trabajo y es algo bueno ver si cumples con los criterios, ya que así podrán hacer un buen trabajo. Creo que al ser la primera rúbrica que creamos nos ha sido difícil para todos. Pero como bien dices, con la práctica iremos mejorando, ya tenemos la base. ¡Un saludo!
Ola, Sabela! Grazas polo teu comentario. Estou moi de acordo contigo. Espero que pouco a pouco se vaia introducindo cada vez máis a avaliación formativa e deixemos de lado as simples cualificacións. Un saúdo!
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